Segunda jornada en el Encuentro Internacional de Ilustración Ilustrado 2016. Turno para conocer el trabajo de más ilustradores internacionales, para que arranquen los primeros talleres y para inaugurar una nueva exposición en el marco de Vilustrado.
Abrió esta jornada el ilustrador portugués Bernardo Carvalho, que nos habló de su trabajo en Planeta Tangerina, de su visión de la ilustración y de algunos de los elementos que le gusta tener en cuenta a la hora de ilustrar. También pudimos escuchar en esta jornada a la ilustradora polaca Joanna Concejo, que se considera más artesana que artista, y de la que se podría decir que casi huye del texto en sus libros. Ya por la tarde, arrancaron los talleres de Chiara Carrer, Bernardo Carvalho y Emily Hughes, además de poder inaugurar la exposición ‘La duda’, con los trabajos seleccionados del Concurso Vilustrado.
Bernardo Carvalho
Antes de hacer un libro, siempre hago muchos dibujos muy pequeñitos, nos cuenta Bernardo Carvalho en la primera charla de la segunda jornada de Vilustrado.
“Los dibujos tienen sentido cuando forman parte de una secuencia. La secuencia de un libro no es lo mismo que una ilustración sola”, asegura mientras nos muestra algunos de sus trabajos en Planeta Tangerina.
Sobre la variedad de sus trabajos, asegura que puede parecer un poco ‘esquizofrénico’ porque sus dibujos parecen muy diferentes, pero no es así, nos comenta. Tienen mucho en común, excepto la técnica.
Además de los libros con Planeta Tangerina, Bernardo realiza ilustraciones para ‘Atelier’, y también le gusta trabajar con la fotografía, con el collage, y con escenografías para teatro. “Me da mucho placer que los trabajos salgan del papel y se vuelvan en otra cosa”, nos cuenta. “Con la ilustración es más fácil poner las cosas donde quieres, a diferencia de la fotografía y el vídeo… Me interesa mucho esto”, nos dice mientras nos muestra una de sus ilustraciones de una playa en la que todos los bañistas encajan perfectamente en la arena tomando el sol…
Joanna Concejo
“El texto no es lo esencial en mi obra. Desconfío de toda esa parafernalia textual que hay alrededor de la ilustración,” nos cuenta Joanna. “Tengo la impresión de mi misma de que con los textos no me siento cómoda, lo que tengo que expresar lo expreso mucho mejor con las imágenes”.
Nos habla de uno de los dos libros en los que ha trabajado recientemente, Caperucita Roja. Todo el mundo ha conocido este cuento durante su infancia. La primera versión para Joanna fue la que le contó su abuela. “Era un cuento que me ponía particularmente nerviosa. Empecé con unos esbozos, pero abandoné esa primera idea. Tuve una proposición excelente de un editor coreano y ese fue el momento. Cuando me adentré en el cuento vi otras cosas detrás de la historia”.
“Me di cuenta de que era una historia de amor, y no una historia que tenía que asustar. Y, además, es un elogio a la desobediencia. Y esta es la historia amorosa entre Caperucita y el Lobo. Eso si, cada uno tiene su propio universo, y esta historia no puede terminar bien. También quise mostrar el entorno familiar de Caperucita frente a la soledad del Lobo. Se produce un encuentro entre los dos que los transforma, sobre todo a Caperucita”, dice Joanna. “Puedo arriesgarme a decir que Caperucita se liberó. Quería romper un poco con que todo el mundo es bueno, la madre, la abuela,… Por es escogí una abuelita que podía tener un pasado más o menos ambiguo”.
“Generalmente el objetivo no lo tengo claro cuando trabajo, va avanzando a medida que voy dibujando. El resultado me lo dan los demás, como un espejo de lo que ven ellos en ese trabajo. Las apreciaciones exteriores son muy interesantes para mi”, asegura.
“Me considero más artesana que artista. Todas las cosas que voy aprendiendo, descubriendo, es mi mano que las va descubriendo y avanza con ellas. Por eso utilizo esta técnica, es la más cercana entre mi mano y lo que voy a dibujar: el lápiz”.
Y nos habla entonces de otro libro: ‘Quand les groseilles seront mûres‘. “Aquí no quise descartar ideas, todas me parecían buenas. El texto se introducía solo por momentos. El libro avanzaba al ritmo que venían las ideas. Me negué a seguir una narración lineal. Pensé más en hacer algo como un paseo sin definir. Muchas veces la vida es así, los recuerdos se mezclan con el presente. Quería mostrar el desorden de mi vida interior’”.
Es la historia de un hombre que espera una carta, y todos los días camina para ver si ha llegado esa carta. “Es un pensamiento muy profundo que aparece y espero que pueda interesar a los que lo vean. Para mí era una necesidad hacer este libro, y también tenía esperanza de que tuviera una buena acogida. Es más un libro para mirar que para leer”.
Talleres
Esta jornada de viernes también sirvió para que arrancaran los primeros talleres de esta segunda edición de Vilustrado. Sus protagonistas, los ilustradores Bernardo Carvalho, Chiara Carrer y Emily Hughes.
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Exposición La duda
Día también para conocer otra de las exposiciones que dan forma a Vilustrado 2016. Hablamos de los trabajos seleccionados para esta edición bajo el título de ‘La duda’. Veinte obras de los 10 ilustradores e ilustradoras seleccionados este año de entre todos los trabajos enviados… ¿Quién será el ganador?
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Más imágenes en la galería de Vilustrado.