Ramón París y ‘Estaba la rana’: “Siempre imaginé la historia dentro de un club de jazz en el que sólo se veía aquello que estaba iluminado por los focos de luz”

Ramón París y ‘Estaba la rana’: “Siempre imaginé la historia dentro de un club de jazz en el que sólo se veía aquello que estaba iluminado por los focos de luz”

Estaba la rana cantando «Debajo del agua» ¡AGUA!; cuando la rana se puso a cantar, vino la mosca y la hizo callar”. En este nuevo libro de la colección Clave de sol de Ediciones Ekaré, el ilustrador Ramón París recrea a ritmo de jazz una conocida canción popular.

Se abre el telón, los focos se encienden… ¡El espectáculo está a punto de comenzar! Con Ramón hemos charlado de este libro que arranca con una especie de cola para entrar en un local, en la que nos colocamos a la espera de disfrutar del espectáculo…

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¿Cómo llega a tus manos este proyecto? “Este libro tenía más de una década esperando ser publicado en Ediciones Ekaré como parte de una colección de cuentos que su punto de partida son canciones populares. Anteriormente, dos ilustradores habían intentado realizarlo pero por una u otra razón no pudieron terminarlo. Antes de que terminara de ilustrar ‘Un perro en casa‘, de Daniel Nesquens para la misma editorial, me propusieron que trabajara en ‘Estaba la rana’, una canción que había cantado tantas veces de niño, y casi inmediatamente dije que sí”.

¿Cómo ha sido trabajar en esta ‘revisión’ de la canción popular? “Divertido. De pequeño cantábamos esta canción más por el juego de la enumeración y de no equivocarse en cada repetición, que porque nos pareciera una melodía atractiva. Es una canción un poco extravagante y absurda, y eso era lo que la hacía muy lúdica. Ahora, eso de “y vino el perro (o el gato, o el hombre, etc) y lo hizo callar” implicaba el uso de la fuerza, y me propuse conseguir una solución a ese conflicto que se repite cada página. El juego fue lo que me guió en este proceso”.

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¿Con qué técnica trabajaste las ilustraciones? “Todos los personajes están ilustrados en grafito sobre papel. Un lápiz B2, con mucha trama de línea sobre línea, una técnica que no había explorado nunca más que como un recurso para hacer bocetos. El color lo añadí digitalmente”.

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¿Qué nos puedes contar del uso del color en este libro? “El uso de tramas con lápiz impone mucho. Sabía que al haberme ido por esta opción, debía limitar el uso del color sobre los personajes. Siempre imaginé la historia dentro de un club de jazz en el que sólo se veía aquello que estaba iluminado por los focos de luz. En un principio había imaginado un solo color para los focos, pero luego, en conversaciones con la editorial, nos dimos cuenta que todas las páginas se veían similares y fue cuando empecé a explorar diferentes colores y agregué texturas para darle un poco más de densidad, y un aspecto más cercano a la luz que vemos en conciertos”.

¿Qué relación tienes con el jazz? “Ahora mismo no mucha, de cuando en cuando sigo oyendo clásicos del jazz, Billie Holiday, Ella Fitzgerald, Louis Armstrong, Chet Baker, Thelonious Monk, Charlie Parker, etc. O Pat Metheny, Keith Jarrett, pero antes el jazz ocupaba más espacio dentro de mis opciones musicales”.

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¿En qué te inspiraste para la ambientación? “No quería un espacio de confrontación en el libro. Como te comentaba, la frase “y vino (cualquier personaje) y lo hizo callar” imponía una confrontación y de alguna manera el uso de violencia. Al pensar en el jazz, pensaba en un grupo de sobre imposiciones en las que cada quien improvisaba sobre la misma melodía y me parecía una alternativa que evocaba a la canción y llamaba al juego. Ese fue el punto de partida y un club de jazz en un ambiente urbano me pareció un buen espacio para explorar”.

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