Olga Capdevila y ‘La gota moja a la gata maja’: “Las había de divertidas, absurdas, incómodas, irrelevantes, ingeniosas, poéticas… y en lo surrealista del contenido y en lo mágico de la acción de transformarlas fue como me convencí de que el juego valía la pena”

Olga Capdevila y ‘La gota moja a la gata maja’: “Las había de divertidas, absurdas, incómodas, irrelevantes, ingeniosas, poéticas… y en lo surrealista del contenido y en lo mágico de la acción de transformarlas fue como me convencí de que el juego valía la pena”

Olga Capdevila invita al lector a que en cada doble página encuentre la vocal capaz de transformar el significado de la frase que aparece en la página de izquierda. El lector la ayuda de las imágenes en la página de derecha que le sugerirán el tema de la nueva frase. Así nos presenta la editorial A buen pasoLa gota moja a la gata maja‘, un libro para jugar a ser investigadores que descifran un lenguaje secreto. Sobre este lenguaje y el proceso de elaboración de este proyectos hemos charlado con Olga Capdevila, y todo esto es lo que hemos aprendido…

¿Cómo se te ocurrió este libro? “Arianna Squilloni, editora de A buen paso, me citó una tarde para encargarme un nuevo libro. Había un único requisito: Que jugara con las palabras. Siempre me han atraído los juegos con el lenguaje y es habitual que pase mi tiempo libre pensando trampas fonéticas e inventando palíndromos y bifrontes. Así que el juego salió simplemente así: jugando. Cuando conseguí la primera frase que al leerse con una sola vocal (convertida a lipograma) modificaba su significado, envié un email a Arianna con el siguiente Asunto: ‘ Creo que lo tengo.’ Fue una forma eficaz de comprometerme con la idea y llevarla hasta al final, aunque no tenía claro que podría encontrar tantas frases como para llenar un libro”.

¿Disfrutaste tanto haciéndolo como lo disfruta el lector leyéndolo? “Me lo pasé realmente bien, como siempre, aunque en el camino flirteé con un amplio abanico de emociones: euforia, ambición, decepción, pereza, duda…  Supongo que esto ocurrió  porque era mi primer libro y  por la lentitud de los procesos. Un año entero (empecé en octubre de 2015) de darte golpes con las mismas palabras, ideas, bocetos, correcciones, cambios… te lleva a hacer este paseo”.

¿Qué importancia tiene el juego en un libro de estas características? “No es que el juego tenga más o menos importancia en esta propuesta -nos cuenta Olga Capdevila-, sino que considero que antes que un libro es un juego. El hecho de que esté resuelto con un título, unas cubiertas,  unas páginas… es irrelevante, una posibilidad entre miles: podría haber sido una App, un juego de mesa, una web, o simplemente unos acertijos para jugar en el tren”.

¿Cómo fue el proceso de elaboración del mismo? “Empecé por las frases, que las construí a la inversa: Primero la resolución (el lipograma) y después la frase de referencia.  Pasé meses buscando y haciendo listas de palabras que solo se escriben con una sola vocal. De cada palabra buscaba si era posible, modificando sus vocales, obtener nuevos significados. Y con cada palabra y su (o sus) posibles nuevos significados, hacia múltiples combinaciones. Lo más bonito de esto es que las frases que salían eran impredecibles. Las había de divertidas, absurdas, incómodas, irrelevantes, ingeniosas, poéticas, feas, tristes… y en lo surrealista del contenido y en lo mágico de la acción de transformarlas fue como me convencí de que el juego valía la pena -asegura Olga Capdevila“.

Háblanos un poco de las ilustraciones… ¿qué dirías que tienen de característico? “Desde el principio tuve claro que las ilustraciones no eran el cuerpo del juego, sino un acompañamiento visual de las frases. Así que intenté despojarlas de dobles lecturas y ornamentos para hacerlas lo más claras e inteligibles posible. Me esforcé bastante en buscar un ritmo en la paginación: páginas en fondo blanco, ilustraciones a sangre, ilustraciones a doble página… Estas últimas me llevaron a  empezar un juego dentro del juego: Hacer relaciones (visuales o de narrativa) entre las imágenes emparejadas. ¡A ver quien es el listo que las encuentra todas!

¿Con qué técnica las trabajaste? “Están trabajadas de forma digital. Los bocetos espontáneos que hice al principio del proceso casi no fueron modificados en el arte final”.

Cuéntanos algo de la importancia del color en este libro. “El color, como las ilustraciones, le da brillo y luz, y lo hace más atractivo para su público, pero dudo que sea imprescindible en la propuesta que hago. En todo caso, diseñé una paleta vibrante y luminosa formada por siete colores y trabajé las tintas por separado, para jugar con las transparencias de estas”.

Dinos cuál es tu favorito… Mójate. “Tengo especial aprecio a todos los de la letra ‘u’ (Un árabe gira/Un urubú gurú, Cacé un tatú/¡Cucú, un tutú!) Existen poco más de un centenar de palabras formadas únicamente por la vocal ‘u’ y dentro de estas hay muy pocas que sean comprensibles y convertibles a una nueva palabra y que a la vez se puedan juntar con otras para formar una frase más o menos interesante. Así que las quiero no por su belleza, sino porque fueron mi pesadilla más de una noche -concluye Olga Capdevila”.