Loreto Salinas: “Creo que de no ser porque mi abuela materna me enseñó a pintar al óleo, no estaría donde estoy”

Loreto Salinas: “Creo que de no ser porque mi abuela materna me enseñó a pintar al óleo, no estaría donde estoy”

“Llevo 6 años en el mundo de la ilustración. En ese entonces estaba haciendo el proyecto de título de Arquitectura y, para hacer algo distinto en ese momento, tomé un taller impartido por dos destacados ilustradores chilenos. Desde ese momento comencé a introducirme en la ilustración y no he parado hasta hoy”.

“Nunca antes pensé que iba a ser ilustradora. Aún así, creo que de no ser porque desde muy pequeña mi abuela materna me enseñó a pintar al óleo, no estaría donde estoy”. Hablamos de la ilustradora chilena Loreto Salinas, que nos habla de su trayectoria en el mundo de la ilustración y, por supuesto, de sus trabajos.

Una de las cosas que más nos llaman la atención del trabajo de Loreto es que sus dibujos de personas son muy personales, o, al menos, a nosotros nos lo parecen. “Hay algo muy divertido con esto. Si bien es cierto, estos personajes tienen proporciones especiales y se han ido acomodando con la experiencia, tienen un origen mágico que hoy lo puedo ver. Estos personajes tienen rasgos similares a mi hijo, que nació hace poco más de dos años y ya había personajes muy parecidos a él. Creo que he soñado con él desde hace tiempo y esto se plasmó en el papel mucho antes que él naciera”.

También hemos visto que a Loreto Salinas le gusta mucho dibujar animales. Le preguntamos la razón de esto y, también, cuál es el animal más raro o el que más trabajo le ha costado plasmar. “Yo también me pregunto por qué tantos animales. Mi primer proyecto de libro es ‘Animales Chilenos’, el que ha tenido muy buena acogida y esto ha derivado en otros libros más. El animal más raro que he ilustrado es el Jabirú, un tipo de patas largas, desgarbado y de mirada muy curiosa”.

“Principalmente utilizo acrílico sobre distintos soportes, aunque también aplico técnicas mixtas para lograr efectos particulares sobre el acrílico. Creo que para mí es un buen ejercicio trabajar con originales, me gusta el contacto con la pintura y el papel, siento que hago mayor conciencia del color”.

¿De qué publicación tuya te sientes más orgullosa? “’Animales Chilenos’ es mi orgullo. Fue mi primera creación, lo propuse a la Editorial Pehuén y juntos lo hicimos realidad. Ha tenido muy buena acogida y creo que se genera un lazo de pertenencia entre nosotros y los animales que nos representan. Esto me hace feliz”.

“Sigo el trabajo de muchos ilustradores y cada vez los hay más y buenos. Gusti, Riki Blanco, Delphine Durand, Pablo Auladell, Isidro Ferrer, Michael Sowa, Marta Torrao, Gabriel Pacheco, Shaun Tan, Mariona Cabassa, Manon Gauthier, Yara Kono, Dipacho, Francisco Javier Olea, Isabel Hojas, Carmen Cardemil, Raquel Echeñique… y muchos más”.

Y, ¿en qué está trabajando actualmente Loreto? “Adivina… más animales, muchos animales, demasiados animales, animales, animales, animales… No puedo decir más por ahora”.

¿Es muy distinto lo que se hace actualmente en tu país en el terreno de la ilustración a lo que se hace en otros países o en Europa? “Me parece que en Chile hay un panorama diverso. Se están creando producciones variadas en distintas temáticas, géneros, ficción, no ficción, y la propuesta gráfica de los ilustradores es rica y variada; hay mucho movimiento y retroalimentación en el terreno de la ilustración. Creo que el mayor contraste respecto de lo que se hace en otros países está en el desarrollo de proyectos que rescatan lo autóctono, nuestras raíces, historia y cultura”.

“Hoy mi libro álbum favorito es ‘Pequeño azul y pequeño amarillo’, una joya de Leo Lionni. Lo descubrí junto a mi hijo, él me pide que se lo lea todos los días. Le encanta y a mí me maravilla que lo disfrute tanto. Este libro tiene un lenguaje abstracto y sencillo. Tiene una fuerza visual donde cada recorte toma forma de parques, túneles, montañas, salas de clases; es una gran historia que emociona. ¡Y lo mejor es que Salvador, mi hijo, me lo lee a mí! (él no sabe leer aún, tiene 2 años)”.

¿Qué es “La niña sin sombra”? “’La niña sin sombra’ es una pequeña historia que escribí e ilustré en ese mágico taller que dio un giro en mi vida hace 6 años atrás. Es la historia de una pequeña niña que no tiene sombra y decide salir al mundo a encontrarla. Busca y busca hasta que inesperadamente ve una cadenita colgando a mitad de un bosque, ella realiza el acto de prender la ampolleta, y es así que encuentra su sombra, su proyección. Hoy me doy cuenta que fue un cuento autobiográfico, que representa lo que estaba viviendo en esos años. En ese momento no me proyectaba como arquitecto hasta que en ese mágico taller conocí la ilustración, y fue así como me iluminé y apareció mi sombra. La solución era simple, estaba ahí al alcance de mi mano. Y por último te cuento que un día me terminó de encajar todo. Estudiando unos apuntes sobre ilustración, leo: Ilustrar: dar luz, iluminar”.

¿Qué piensas del libro electrónico y de las aplicaciones para tabletas y demás? Me refiero aplicado a los ilustradores. “¡Me parece genial! Es un formato nuevo que nos invita a relacionarnos con el libro de una manera distinta, que a mi parecer no es excluyente. Me atrae su interacción dinámica con el lector. La experiencia que tengo con los libros infantiles electrónicos es a través de mi hijo Salvador y él se entretiene con este formato. Claro que él es pequeño y aún no lee; su relación con el tablet es más bien a través del juego, la curiosidad y la sorpresa. Le gusta mucho participar e influir en la historia y, a mi parecer, se asemeja al formato de los libros de Hervé Tullet. Como ilustradora, creo que se abre una nueva relación con el lector donde aún hay mucho por explorar”.