La editorial MilRazones reúne en un álbum a 12 ilustradores y les pone delante de aquellos cuentos que les producen verdadera tirria

La editorial MilRazones reúne en un álbum a 12 ilustradores y les pone delante de aquellos cuentos que les producen verdadera tirria

“De todos los cuentos que nos contaban de niños, seguro que algunos nos producían muchísima tirria, bien porque los cuentos tenían un contenido en moralina importante —hay que ser trabajador como la hormiga y el cerdito mayor, no divertido como la cigarra y los dos cerditos menores—, bien porque el protagonista nos resultara desagradable por cualquier otra razón. El caso es que había cuentos que no soportábamos”.

Con estas palabras nos presenta la editorial MilRazones ‘¡Qué tirria!’, un álbum ilustrado en el que le propusieron a 12 ilustradores que eligieran un cuento que a ellos les produjera verdadera tirria para que lo ilustraran. Y así en este libro junto a los textos de Javier Fernández Rubio, nos encontramos las ilustraciones de Yolanda Mosquera, Marina Eiro, Kike Ibáñez, María Beitia, Marcos Guardiola (Maguma), Mónica Jorquera, Paloma Corral, Fría Aguilar, Paz Tamburrini, Raquel Fernández (Efealcuadrado), Yael Frankel y Pablo García. Con algunos de ellos hemos hablado sobre su experiencia y su trabajo en este proyecto, del que también nos cuentan mucho más los responsables de la editorial.

¿Cómo nació este proyecto? “El año pasado hicimos el ‘Calendario revolucionario, laico y universal’, donde a un texto preparado por la editorial sobre la historia de los calendarios añadimos ilustraciones de distintos artistas con los que ya habíamos hecho algún álbum o con los que nos gustaría hacerlos. Fue una experiencia muy satisfactoria para nosotros, cumplir dos objetivos en una publicación. Y a los ilustradores les encantó la libertad que tuvieron para trabajar y el conjunto resultante”.

“Este año, como todos, seguimos recibiendo más propuestas espléndidas de las que podemos dar salida, y queríamos mostrar el trabajo de algunos de los ilustradores que nos gustan (tampoco caben todos). Así que le pedimos a una de nuestras asesoras, Carmen Palomo, una idea para una publicación, esta vez queríamos que fuera un álbum y dedicado al público infantil, y Carmen propuso esta idea, dejar que los ilustradores exteriorizaran su rechazo de niños a algunos cuentos”.

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¿Qué se va a encontrar el lector cuando abra las páginas de este libro? “Básicamente doce ilustraciones magníficas de cuentos que ya conoce. Que ya conoce pero en los que, muy probablemente, no ha pensado desde el punto de vista en que se presentan aquí. Para el lector joven (creemos que es adecuado para niños de 9 años en adelante… y adultos de cualquier edad: lectores que conozcan la versión clásica de los cuentos) supondrá seguramente un estímulo para encontrar nuevas formas de mirar. Los cuentos que ya conoce y los que le vayan a contar…”

¿Cómo ha sido el proceso de elaboración de este álbum ilustrado? ¿Y la selección de los y las ilustradoras? “Tras discusión interna sobre cómo realizar el proyecto, empezamos un proceso de selección a partir de portfolios y páginas web de gente que ya había contactado con nosotros. Aparte de gustarnos, los requisitos eran mínimos: buscábamos autores españoles y latinos. Les dejábamos elegir cuento por orden de llegada, obviamente no se repetiría ninguno. Les dimos un plazo para presentar un boceto, que nos serviría sobre todo para comprobar la adecuación a la edad prevista del lector, y otro para entregar la ilustración final. Al boceto debía acompañarlo una explicación escrita de por qué ese cuento en particular le causaba tirria al ilustrador”.

¿Qué nos transmiten los textos de Javier Fernández Rubio? “Habíamos previsto que las explicaciones aportadas por los ilustradores difirieran mucho en extensión, tono y calidad literaria. Así que decidimos encomendarle a alguien ajeno la redacción definitiva, y ahí entró Javier, un periodista veterano y editor él mismo (dirige la editorial El Desvelo). Por otro lado, ya le habíamos encargado que diseñara la tapa del libro, así que se ha producido un doblete curioso. Un editor está muy acostumbrado a trabajar con textos ajenos, así que ha sido la persona ideal para producir textos muy sintéticos, que respetaran la ‘tirria’ primitiva de cada autor, y que pudieran ayudar a la comprensión de la ilustración, o a darle un aire irónico, sin interferir con ella. El resultado ha sido tan bueno como esperábamos, los ilustradores están contentísimos. Y nosotros en Milrazones también, por supuesto…”

Yael Frankel

“Apenas me llegó la propuesta, ni lo dudé. Dije “sí” después de leer el mail contándonos de qué iba el proyecto. Me encantó enseguida la idea, porque soy muy crítica de algunos cuentos infantiles, ¡no solo de los clásicos! Cosas como moralejas, bajadas de línea que tengan que ver con “lo que se debe o no se debe” hacer/decir/pensar, en fin, esos cuentos que pretenden encasillar “emociones” (que hoy están tan de moda), cuentos que traten a los lectores como si fueran estúpidos, que sean muy pretensiosos. Así que, como decimos acá “me vino como anillo al dedo”.

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“Elegí “El gigante egoísta“, cuento que me pone muy nerviosa por las connotaciones religiosas acerca de “la bondad y la maldad”, no solo pretende “enseñar” valores sino que además ¡le agrega condimentos religiosos! ¡Puajj! Tremenda combinación”.

“En mi ilustración se ve al gigante que acaba de cortar leña de su jardín, y a su vez, ¡tiene la cabeza cortada! El niño está más atrás, sentado con el hacha en la mano. Ni una pizca de “niño bueno”. Es una ilustración digital”.

Maguma

“¡Qué enorme placer trabajar en este interesante proyecto! De hecho, ha sido uno de los últimos trabajos que más he disfrutado; no sólo por el reto conceptual, sino también porque me he permitido explorar nuevas vías a nivel gráfico que me han ayudado a sumergirme en el proyecto de una manera muy especial; es una de las primeras ocasiones en las que me he separado por completo del ordenador para trabajar con ceras, acrílicos, acuarelas, lápices de colores, etc”.

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“He trabajado con el cuento de Pinocho, porque quizás ahora más que nunca estamos cerca de hacer realidad la posibilidad de que un autómata, gracias a la inteligencia artificial, pueda ser considerado una persona. Esto plantea cuestiones éticas que profundizan en la propia idea de “ser humano” ¿Se redactará una nueva declaración de “Los Derechos Humanos”? ¿Podría un autómata ser tu mejor amigo? ¿Se podría culpar a un robot de un delito?

“La obra “Los superjuguetes duran todo el verano”, de Brian Aldiss, me ha servido de gran inspiración; se trata de una visión futurista y distópica del cuento de Pinocho, que además sirvió de punto de partida a Kubrick en su película, co-dirigida con Spielberg, “Inteligencia Artificial”.

Pablo García

“Desde un principio me pareció un proyecto interesante, dar una vuelta de tuerca a un clásico pudiendo usar el sarcasmo, el humor, la ironía. He tenido mucha libertad en todos los sentidos. Nunca me han gustado los cuentos en los que el lobo es el personaje malvado. En el momento actual tal y como veo yo este cuento, el lobo sería el usurero y los cerditos los pobres ciudadanos que echan de sus casas, pero no parece que vaya a salir escaldado. Yo prefiero plantear un mundo más idílico en el que no haya malos y las especies puedan convivir. Un mundo en el que lobo aproveche su capacidad pulmonar para hacer pompas y sea capaz de dar cobijo a los más desfavorecidos. Vamos un casero ideal en un mundo ideal”.

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“Me gusta trabajar con lápiz en mi libreta, a continuación escaneo el dibujo y empieza la parte digital en la que redibujo, doy color y aplico texturas. Ha sido muy emocionante trabajar en el proyecto, sobre todo cuando llegó el ejemplar terminado a casa y pude ver lo que habían hecho mis compañeros, me gusta ver tantos estilos diferentes dentro de un mismo volumen”.

Yolanda Mosquera

“Esta idea yo la acogí con entusiasmo, tanto por la temática que me parecía genial como por las posibilidades de la publicación. En mi caso el cuento escogido fue Hansel y Gretel. La verdad que siempre me pareció algo frustrante que los protagonistas de este cuento no acabasen devorando la casa entera al final del relato como colofón a sus desdichas y sin embargo el desenlace es la huída con las joyas para reunirse con el padre (que no olvidemos es un parricida), mostrando a unos niños sumisos y correctos. La verdad que yo soy muy golosa desde niña y en mi imaginario me desorbitaba pensar en una casa de chocolate, mazapán, pasteles y dulces por todos lados así que esta ha sido un poco mi revancha, al colocar un Hansel y una Gretel con una aptitud más firme, comiendo a dos manos y con el morro sucio pero al fin y al cabo disfrutando, que creo que es lo que le faltaba al relato, un final así”.

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“De todos modos lo interesante de este proyecto, son las múltiples lecturas o análisis críticos o irónicos que se pueden hacer de un solo cuento, ya que aunque existe un guión marcado por la ilustración y el texto, este es muy abierto y sugerente. Yo soy una persona bastante enrevesada a la hora de trabajar y por lo general le doy mil vueltas a las cosas hasta que obtengo el mensaje y estilo que quiero transmitir y que lo hagan de forma muy sólida. En este caso, y después de unos cuantos bocetos al final encontré el camino que quería seguir y este tenía varias características: Me interesaba que el cuento fuese totalmente reconocible sólo con abrir la página, por lo que era muy importante para mi que apareciesen ambos protagonistas. Además, así como el título Hansel y Gretel es en cierto modo simétrico (son dos nombres), lo mismo intenté con la ilustración, aunque ambos están en diferentes posturas, la imagen se abre de forma simétrica como quien abre una casa de juguete por la mitad. Además aproveché las características de la ilustración para ingeniármelas e introducir de forma muy simplista el cuento original narrado en viñetas, en forma de pequeño detalle del decorado, y así, aportar más capas de información a lo ilustrado. También me interesaba que los protagonistas no fuesen demasiado aniñados y se mostrasen en una pose un poco más agresiva dejando atrás esa aptitud tan ñoña y asertiva que tienen en el cuento original, por lo que les puse cara de enfado y mirando directamente al lector-espectador. Como si les hubiésemos sorprendido al abrir el libro”.

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“Además, como es una versión del cuento vista desde la actualidad, incluí un par de detalles como la gorra de Hansel y las deportivas de Gretel, que a pesar de sus atuendos tradicionales alemanes nos descolocan o ubican fuera de la época del cuento, y pueden provocar que el lector se identifique con ellos. Y finalmente, otra de las características que quería reflejar con la ilustración era la técnica empleada, que es una especie de imitación de cómo se imprimía antes en los talleres, por capas de tintas, por lo que uso colores planos y tramas colocados unos encima de otros, sumándose. De esta forma, también le daba cierta temporalidad a la ilustración aunque fuese de una manera sugestiva. El resultado final ha sido maravilloso. La edición en cartoné está verdaderamente cuidada, las tintas, el formato, el papel… El trabajo de todos muy bien organizado. La obra se entiende como un compendio de ilustradores actuales con lo que la versatilidad y los variados puntos de vista enriquecen mucho el álbum. Además es un trabajo muy interesante por las múltiples formas de lectura que se le puede dar según el lector y su franja de edad. Da la opción de recordar estos cuentos tradicionales, indagar en ellos, para después realizar un desmontado crítico o un análisis, con lo que esta concepción en la que se puede hacer al niño o niña (y también adultos) como individuos analíticos es muy interesante”.

Paloma Corral

“Pues la idea me pareció estupenda. Siempre es bueno revisar y reflexionar sobre cuentos que se consumen a diario y que en muchos casos siguen sin modificarse a pesar de que los tiempos han cambiado mucho. La sociedad de ahora no tienen nada que ver con la sociedad que vivi en la época de creación del cuento”.

“Pensé mucho antes de decidirme por la idea. Empecé con ideas muy transcendentales pero al final tiré por el humor y lo absurdo que hay en esta historia. Yo he versionado Rapunzel. Es una historia que me gustaba y odiaba al mismo tiempo cuando era pequeña. Me gustaba porque yo siempre tenia el pelo corto y soñaba con tener un pelo larguiiiiiiiisimo y rubio como el de Rapunzel pero no entendía por qué narices tenía que subir por su pelo el príncipe. Seguramente sería más seguro trepar por los ladrillos de la torre que por el precioso pelo de la chica. Eso es lo que he querido reflejar en la ilustración”.

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“He trabajado con técnica mixta. Cada elemento está hecho por separado a mano y luego escaseado y montado digitalmente. Los fondos están hechos con tempera y acrílico + ceras. Los árboles y personajes en lápiz de color y la torre con cera. El resultado me ha sorprendido muchísimo para bien. En mi opinión es difícil hacer un libro de este tipo porque gráficamente hay muchas diferencias entre unos y otros, pero los textos tan maravillosos han hecho de aglutinante y creo que ha quedado un libro precioso. Además la edición está muy cuidad y el papel es muy agradable”.

Kike Ibáñez

“Siempre es interesante mirar las cosas desde otro punto de vista y Milrazones nos invitó a poner en cuestión cuentos o fábulas tradicionales. Elegí La cigarra y la hormiga porque no me gusta su moraleja, en la que se da por hecho que hay que sufrir y sudar para parecer un buen trabajador como la hormiga y si lo disfrutas como la cigarra eres un vago. Un jefe que tuve hace años me dijo: “Lo importante no es ser trabajador sino parecerlo”, no le faltaba razón, yo mismo he tenido que dar muchas explicaciones cuando digo que me dedico a crear imágenes”.

“En la ilustración reflejo a las protagonistas trabajando a la vez, una en su mundo de color y la otra en un terreno más oscuro, bajo suelo. Javier Fernández Rubio, el escritor, completa la imagen poniéndole un texto que da justo en el clavo. Utilicé el ordenador para dar color al dibujo, intenté imitar la tempera sin conseguirlo y me quedé en ceras de colores. El resultado es un libro inteligente en papel, en papel del bueno”.

Paz Tamburrini

“Esta especie de revisionismo de los cuentos clásicos desde lo que te produce cierta molestia, antipatía o hartazgo me pareció fantástica. He podido elegir el cuento que me interesaba replantear y ha sido muy divertido para mi tener el espacio de trabajarlo con cierta actitud irreverente”.

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“Elegí La bella durmiente, en esta historia, la princesa Aurora, duerme por mucho tiempo hasta ser rescatada de su sueño profundo, por un beso de amor verdadero. En la versión original, su siesta dura 100 años. Tantas imágenes de la Bella durmiente derechita, perfecta, peinada, rodeada de flores y en su mejor vestido. Era muy tentador retratar el descanso de Aurora de una manera más real y por qué no, autobiográfica, ilustrar un verdadero descansar. La técnica que usé es lápiz color y tintas. Luego el armado final de la ilustración está hecho de manera digital.