¿Te imaginas una máquina capaz de personalizar la duración de cada estación del año? ¿Cuál sería el resultado si los habitantes pudieran votar por su estación favorita? ¿Y qué pasaría si el alcalde de la ciudad decidiera instaurar el verano como la estación principal y reducir el resto de estaciones al mínimo? ¿La gente sería feliz?
Estas preguntas nos presenta “La máquina de las estaciones”, una historia de Fran Nuño ilustrada por Enrique Quevedo, que edita Almadraba. Hemos querido saber un poco más sobre este proyecto y nos hemos dirigido al autor de las ilustraciones. Esto es lo que nos ha contado Enrique.
“El proyecto es una propuesta de la editorial Almadraba. Fran Nuño y yo conocimos en Sevilla a una persona importante dentro de la editorial. Coincidimos en un par de librerías sevillanas y meses después se pusieron desde Barcelona en contacto con nosotros para poner en marcha un proyecto de álbum ilustrado para la colección Pez Volador. Fran empezó a trabajar en el texto y una vez finalizado su trabajo comenzó el mío”.
“Bueno, se trata de un alcalde que adquiere una máquina muy especial. Él la controla y claro…los vecinos se quejan puesto que sus gustos y necesidades no coinciden con los del alcalde”.
¿Qué tienen de característico las ilustraciones para este libro? “Así de entrada parecen que están dentro de la línea de las ilustraciones que he hecho hasta ahora para otros álbumes. Y es cierto que es así. Pero sí que hay algo diferente que no sé si sólo aprecio yo. Normalmente dibujo a lápiz y luego trabajo con el rotulador siempre usando regla, compás y plantillas para apoyar el trazo. Pues bien, en esta máquina el rotulador lo uso sin el apoyo de estas herramientas; por tanto todo ese trabajo está hecho a pulso. Para mí es algo diferente y que dio paso a nuevas posibilidades, a otras maneras de trabajar”.
“En la manera de trabajar hay una ligera diferencia. Este álbum ha sido muy cómodo de trabajar puesto que el elemento central es la máquina… y me entusiasma el mundo de las máquinas, de los engranajes, de las piezas que se conectan unas a otras y cómo a partir de una chispa primera, de un primer motor que inicia el movimiento, este comienza a transmitirse de una pieza a otra hasta el infinito… Disfruté muchísimo sobre todo con la primera ilustración del libro, inventando la máquina de nuestro alcalde. Es cierto que siempre en mis ilustraciones hay guiños a ese mundo maquinal, pero esta historia se prestaba para explotar bien el tema”.
“La técnica es siempre la misma: lápices de colores, rotulador calibrado, entrega y mucha paciencia”.
¿Cómo ha sido el proceso de elaboración del libro? “En este caso han sido dos meses de duro trabajo porque han sido mañanas, tardes y gran parte de las noches sin parar. Muchas horas que al principio se llevan muy bien pero que cuando el cuerpo se agota y no hay posibilidad de descanso se hace un poco duro. Al final todo ese tiempo empleado queda de alguna manera reflejado en el trabajo y es una gran satisfacción que luego, quien lo ve, lo sepa apreciar”.
¿En qué estás trabajando ahora? “Acabo de terminar un proyecto para Cuento de Luz. La historia es de Irene Aparici y aunque he terminado agotado, estoy muy satisfecho con el resultado. También ha sido estupendo trabajar con ella. Cada vez que trabajo con un autor nuevo descubres un nuevo mundo… me gusta ( y para mí es fundamental) tratar con ellos, conocerlos y ver quién está detrás de las líneas que recibo”.
“Por otro lado estoy trabajando en un proyecto en el que texto y dibujo los pongo yo. Estoy acostumbrado, por mi trabajo como artista plástico, a caminar en solitario. Tenía ganas de hacerlo y por fin, ya está en marcha”.